divendres, 14 d’agost del 2009

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El vapor de los huka y el azucarado aroma del opio se entremezclan con los inolvidables efluvios de las ciudades hindúes: canela, establo húmedo, leche, arroz hervido que se ventila, pasteles de miel fritos en mantequilla, y cien olores más, que es imposible reducir a sus elementos, aunque cada vez se crea olfatear claramente el aroma de las hojas de eucalipto, el de los pesados aceites perfumados con attar, el de la Reina de la Noche, fresca bocanada de incienso.

MIRCEA ELIADE Medianoche en Serampor